Quilmes entra al negocio de sidras
Cervecería y Maltería Quilmes empieza a meterse en el negocio local de sidras. La filial del gigante global de bebidas AB InBev firmó un acuerdo con Bodegas Cuvillier para distribuir las tres variedades -Demi Sec, Dolce y Pera- de su marca Sidra 1930 Saccani. Gracias a este convenio, la etiqueta expandirá su llegada a más de 300.000 comercios de todo el país.
Fundada en el Alto Valle de Río Negro en 1957 por Virginio Luis Saccani, Bodegas Cuvillier es la sidrera familiar más antigua del país. Además de Sidra 1930 Saccani, es dueña de otra marca emblemática: Sidra Del Valle. Cuenta con dos bodegas de elaboración de caldo de sidra en Río Negro y una planta de fraccionamiento y un centro de distribución en San Fernando.
Para Quilmes, aunque, esta vez, de forma indirecta, representa su segundo ingreso reciente a una categoría nueva de bebidas, tras incursionar en vinos, a inicios del año pasado. Lo hizo al adquirir la Bodega Dante Robino, por la que pagó u$s 13 millones. "Buscamos ofrecer un portafolio más amplio de bebidas", señaló Eugenio Raffo, vicepresidente del Negocio Sin Alcohol y Nuevos Negocios de la cervecera.
Según el ejecutivo, el convenio con Cuvillier es parte de la visión de largo plazo con la que trabaja Quilmes, que tiene 130 años de trayectoria. "Es por eso que decidimos avanzar con este acuerdo, para colaborar con el desarrollo de esta categoría", señaló.
"En la Argentina, la sidra es una categoría en franco crecimiento. Somos el sexto país del mundo en consumo per cápita", destacó Javier Saccani, presidente de Bodegas Cuvillier. "Con la distribucióin de 1930 Saccani en manos de Cervecería y Maltería Quilmes, esperamos poder ingresar en nuevas ocasiones y, así, desestacionalizar el consumo", agregó.
Según datos el Weston Cider Report 2020 -elaborado por la homónima fabricante británica de sidras-, en la actualidad, la Argentina registró 82 millones de litros anuales de consumo interno. Quilmes, dueña de más del 60% del mercado doméstico de cervezas, no será la primera cervecera que pone el ojo en la categoría. En 2010, su principal rival doméstico, la chilena CCU, adquirió Sáenz Briones, dueña de las marcas 1888, Victoria y Real. En ese momento, pagó u$s 12,5 millones por activos que le aseguraron una participación del, por lo menos, 50% del negocio local. Desde entonces, CCU concentró sus esfuerzos en desestacionalizar el consumo de la categoría, fuertemente asociado con las fiestas de Navidad y Fin de Año. La etiqueta insignia de esa cruzada, 1888, tiene crecimientos anuales de doble dígito en volumen, según datos del grupo chileno.
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